sábado, 12 de marzo de 2011

¡Miedos adquiridos de otras personas!


La ventaja evolutiva de este mecanismo de contagio del miedo es obvio. En el pasado, los niños eran más capaces de sobrevivir si captaban con rapidez y efícacia los miedos de sus padres hacia animales, lugares o hechos peligrosos. Es bastante probable que muchos miedos de los niños sean de esta naturaleza, y que muchos de los nuestros tengan también un origen en nuestra propia niñez.

Los miedos y perjuicios hacia otras personas o razas pueden tener su origen en este mismo mecanismo de miedo condicionado causado por la propia reacción del progenitor.

Si una madre de raza blanca teme o desconfía de la gente de color, su hijo tendrá el mismo miedo cada vez que vea a un negro.

Tal vez la madre le aprieta la mano con más fuerza, su mirada se vuelve más sombría o sufre un lapso de atención. Estas reacciones, aunque sutiles, pueden llegar a confundir al niño y asustarlo y éste puede comenzar a temer a los negros asociándolos con el comportamiento tenso y extraño de su madre.

Aunque no se hagan comentarios peyorativos sobre estas razas, y aunque los padres declaren no ser racistas, los niños pueden captar cualquier tipo de perjuicio insconciente que los padres tengan, asimilando estos detalles no verbales.

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