martes, 22 de marzo de 2011

Los miedos de los niños.



LOS MIEDOS DE LOS NIÑOS

Si los padres están demasiado preocupados por la salud o seguridad del niño,éste puede captar estos miedos, trasmitidos en parte por el proceso de condicionamiento y en parte por la información errónea dada al niño. Por ejemplo, si una madre está muy preocupada por la limpieza, puede enfadarse cuando las manos de su hijo están sucias y puede pasarle una información errónea del tipo: "No toques la tierra, puedes ponerte enfermo".

Esta información puede también llegar en forma verbal si ella insiste en que se lave las manos más veces de lo necesario.

Los padres pueden (Inadvertidamente) causar miedos en sus hijos de otras formas. Si a los pequeños se les castiga con frecuencia o se les culpabiliza por hacer cosas normales de niños: como ser ruidosos, desordenados o curiosos, puede desarrollarse un estado de miedo generalizado. También, cuando se aceptan los sentimientos del pequeño, los niños pueden llegar a pensar que no son aceptados por lo que son.

Esto puede fomentar miedos de abandono, porque, de hecho, una parte de sí mismos ya ha sido abandonada.
Del mismo modo, los niños pueden captar miedos de otras personas aparte de sus padres. Los niños pequeños son muy crédulos y tienden a creer todo lo se les cuenta.
Si alguien le dice a un niño que su pene se le puede caer si se lo toca, puede llegar a creérselo y desarrollar un miedo a perder su miembro. Los libros, las películas y los programas de televisión pueden también ser fuentes de nuevos miedos.

MIEDOS RESULTANTES DE UNA CRECIENTE CONCIENCIA DE LA MUERTE

Los bebés viven en un estado de gracia, en absoluto conscientes de su propia mortalidad. Aunque saben muy bien lo que necesitan para sobrevivir y aunque experimentan malestar cuando su bienestar y existencia están amenazados, lógicamente, no tienen una comprensión consciente del concepto de muerte.

Hacia los tres años, los niños comienzan a desarrollar un nuevo concepto de la muerte, de su propia vulnerabilidad y mortalidad. Este punto se hace evidente con preguntas del tipo: "¿Voy a morir?... ¿Morirás tú? y ¿Por qué se muere la gente?". Esta conciencia de la muerte puede provocar la aparición de nuevos miedos hacia esa edad. El pequeño que se quedaba tranquilo en su cuarto a oscuras puede, de repente, temer a la oscuridad.

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