martes, 22 de marzo de 2011

El amor


El amor

Ese otro amor que se pregona, que ahora se lleva, que esta está de moda hoy es un cultivo del instante, un monumento a la superficialidad afectiva, un pasatiempo agradable que antes o después se desmorona, centrado y regido por lo sensual y placentero, producto comercializado de los modernos mercaderes de la sociedad de consumo. Este es un tipo de amor. De amor auténtico tiene poco.

El amor es compromiso, mucho más que un deseo, un apetito o una inclinación natural. Tiene tal fuerza, se experimenta con tal pasión, que bien podría decirse que se vive como un conflicto que afrenta y a la vez liga a dos seres humanos, se establece así una estrecha relación con la libertad del otro, este es el punto al que quería llegar en el amor, de ahí que este amor, el auténtico, el único que debería residir en el corazón humano, sea un amor responsable, que quiere decir tanto como que es exigente, que gravita sobre las personas, que participan de unas obligaciones.

De esta manera, el amor no se pasea como saltando de instante en instante como un tránsito puramente epidérmico que se centra sobre sentimientos ególatras sino que da de sí al máximo, como consecuencia se puede decir que el amor es un  compromiso con la libertad y con el futuro de otra persona, por la se apuesta, corriéndose, lógicamente, unos riesgos inherentes a todo comprometido.

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